Ro Álvarez | 04 de Mayo de 2024
Paco toma el micrófono, sonríe
antes de responder la pregunta hecha por la prensa, el ¿Qué vendrá para la
banda? Siempre es una interrogante popular e interesante, como medios y
escuchas buscamos tener la seguridad de una continuidad, esperamos planes a futuro,
reversiones, tributos, colaboraciones, algo que nos de la certeza de que
seguirán. Francisco Familiar respira, quizá recuerde alguna anécdota particular,
responde con gentileza, nos habla de la gira, de la concentración, la
preparación y el inmenso respeto que tienen al público, a su trayectoria y al
Palacio de los Deportes, los integrantes dejan volar su imaginación con algunas
colaboraciones y reversiones que en su mente suceden, y se escuchan bien, Porter,
Hello Seahorse y hasta Silverio pasan por el imaginario, y nosotros,
los que sostenemos el micrófono y nos encontramos atrás de las cámaras, sonreímos
en complicidad, pues también lo visualizamos y lo deseamos. Hay DLD para rato y eso nos gusta y está bien.
Hablando sobre su más reciente
producción, “Ocho”, como ellos mismos dicen; es un número místico, mágico,
enigmático, es el signo del infinito, y de alguna manera hacía allá se dirigen.
Y si, de alguna manera, ese constante ciclo determina la vigencia, la
continuidad y también la perpetuidad, no de una persona, o un nombre, sino, de
una idea, un sentimiento, una emoción. Creo que Ocho y sus diez temas reflejan eso totalmente, de inicio al fin, el camino que elegimos al confrontar las consecuencias de los actos, ya sea por perseguir
sueños, anhelos, la justicia, el amor mismo, sea propio o hacía el otro, y quizá
esto suene muy romántico, pero también percibo un DLD viviendo su etapa trascendental. Paco,
Erik, PJ, Gil Rangel y Sergio recorren un nuevo camino. Ocho
se siente como una nueva bienvenida, un cambio de perspectiva, una introspección bien lograda, una especie de renacimiento, sin olvidar de donde vienen sin dudar sobre
el lugar al que quieren llegar.
Dildo (nombre antes de DLD) tuvo el coraje de romper normas, y la muestra de esa subversión comenzó con el nombre, que allá por la era 2000 fue todo un boom y dio cobijo a una generación de adolescentes que en su sonido y forma de componer pudo encontrarse a sí misma. Tiempo después, en pro de la continuidad de la agrupación y evitar temas legales, evolucionó a lo que hoy conocemos como DLD, sin mermar calidad y sonido, pues, en esta nueva faceta se crearon canciones como; Ventura y Un vicio caro es el amor (quién no ha llorado con esta).
Tiempo después llegó “Por
encima” a mi parecer uno de los mejores materiales del grupo, pues tiene un
balance increíble; es melancólico a más no poder y guitarrozo, es un increíble
mapa sonoro para acompañar el duelo y la pérdida (mi humilde percepción).
Y aunque lo parezca a simple
vista, el camino no fue sencillo pero vaya que ha resultado satisfactorio,
emergieron de un concurso, el, en ese entonces famoso, rastreo de bandas de
Orbita 105.7, en donde se alzaron con el segundo lugar y a partir de ese
momento comenzaron a girar, presentándose en emblemáticos foros del Distrito
Federal hoy CDMX y Estado de México, poco a poco y sin claudicar en el camino
han logrado escalar y conquistar lugares históricos, como lo fue el Auditorio
Nacional y ahora el Palacio de los Deportes, en donde presentarán su gira “Ocho”,
además de, lo que ellos han dicho, en este recinto, se dará su show más largo.
DLD y sus poquito más de veinte
años de trayectoria, son un ejemplo claro de como la perseverancia, la
dedicación y el talento son claves para el éxito. Realmente, no sé como estén
preparando ese setlist, pero espero con todo el corazón que toquen; 20 minutos,
Tiempo estimado y Después de ti. Disculpen, uno también es fan.
Dicho todo lo anterior y con un brote de nostalgia, debo preguntarte ¿Qué canción de DLD es la que más escuchas?
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